Recomendador: Erich

A la Santa María no vas, llegas

Recomendador: Erich

“De todas las colonias en la Ciudad de México, a la Santa María no vas por alguna razón en especial, sino que más bien llegas. Caminar por el kiosco es una orquesta rutinaria de vida diaria que se adorna a partir de los balonazos en las banquetas, de las risas de niños jugando con burbujas o atrapando sus globos. Del chisme de las señoras, de las voces rasposas de hombres aguardientosos que fuman y platican anécdotas, de un barrio al que la gentrificación como tal no ha llegado y que mantiene una esencia pura: ser, solamente ser. Por eso es que la Santa María sigue siendo auténtica, porque es un punto popular fuera del radar de lo gentrificable”.

Erich E. Mendoza es editor en jefe en Lifeboxset y coordinador de producción en Bud Light Warehouse. Si bien su trabajo lo lleva a distintas latitudes de la cultura, particularmente la ciudad, su comida y su bebida tienen un lugar especial para él, basta consultar en Instagram las cuentas @ControlCachete y @ CatadorDeCubas (Alberto Diego, con quien recorre cantinas de la ciudad) para comprobarlo. Es por ello que nos recomendó Cantina La Perla.

“Las cantinas en la Ciudad de México tienen un algo. No se trata de una moda o de una tendencia rebuscada; más allá de eso, se sienten como máquinas en el tiempo. La Perla tiene mucho de eso; los espacios, los colores, los elegantes arreglos que hoy en día, frente a una modernización del todo, parecieran verse obsoletos y hasta rústicos, son en realidad una ventana por los recuerdos de lo que implicaba irse a tomar una cerveza en high ball con amigos”.

“A lo anterior le sumas que su cocina mantiene un sazón casero, local, muy de la colonia y que precisa ese sabor a comida de cantina que te llena, te baja la borrachera pero al mismo tiempo te invita a seguir bebiendo. Su buffet es único, esa cantidad de opciones deliciosas que aún se sirven por tiempo y conforme el mesero vaya midiendo tu borrachera, es algo delicioso porque además de comer increíblemente bien (y barato), te sientes atendido, querido; vaya, ¡importante!”.

“Que se vayan al carajo las pretensiones de Instagram y los lugares de comida conceptual de época, acá vienes a beber tendido, a comer rico y a que te traten como si fueras tan importante como un diputado. No hay divisiones. Dentro de la cantina todos somos iguales”.


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