Recomendador: Ricardo

Una colonia como ninguna otra en la ciudad

Recomendador: Ricardo

“Santa María es una colonia de espíritu ilustre y artístico, con un aire de decadencia exquisita y refugio de una de las colecciones arquitectónicas más eclécticas e icónicas de la ciudad. En un inicio fue hogar de las casas de descanso de las familias aristocráticas. Posteriormente, fue adquiriendo su carácter popular cuando creció gracias a la adyacente estación de trenes de Buenavista y a la venta de lotes a precios accesibles. Es poseedora de una de las alamedas más emblemáticas de la capital y en ella encontraron su morada final dos edificios vagabundos que le otorgan una especial belleza. Museos, teatros, parques, pero sobre todo un ambiente de barrio y edificaciones con mucha historia hacen de ella una colonia como ninguna otra en la ciudad”.

No lo podríamos haber dicho mejor. Ricardo Velmor, artista visual y editor de Anal Magazine, tiene un conocimiento único de la Ciudad de México y sus lugares. Santa María la Ribera es particularmente especial para él y tiene una recomendación de prácticamente cada rincón de la colonia: “Un empresario llamado José Landero mandó traer desde Alemania un pabellón que había sido realizado para una feria internacional. Una vez en México, el pabellón se estableció en una zona conocida como El Chopo y queda en desuso hasta que Porfirio Díaz lo alquila para albergar el pabellón japonés de la feria mundial que formó parte de los festejos del centenario de la independencia. En 1913 se convierte en el Museo de Historia Natural y cuando éste se muda a Chapultepec, la UNAM decide convertirlo en el Museo Universitario del Chopo, refugio de las contraculturas, movimientos sociales y propuestas alternativas de arte en la ciudad. Aquí surgieron el famoso Tianguis del Chopo y la Semana Cultural Gay”.

Otra recomendación que resulta inevitable en la zona, al ser uno de los espacios más emblemáticos, es el Kiosko Morisco. “Construido bajo mandato de Porfirio Díaz en 1884 por José Ramón Ibarrola para las famosas ferias mundiales tan propias del siglo XIX, se realizó para representar a México en Nueva Orleans. El edificio que tiene la característica de ser armable y transportable, se trajo a México pero volvió a viajar dos veces más: una a París y otra a San Luis, Misuri. Durante varios años residió en la Alameda Central hasta que se le reemplazó por el Hemiciclo a Juárez y encontró su destino en Santa María, dotándola de un distintivo que la hace totalmente diferente a cualquier otra colonia”.

El Museo de Geología, su edificio que “es un deleite visual”, así como su “soberbia escalera de cuatro rampas en estilo art nouveau, maravillosos emplomados, murales y lienzos de temas naturalistas de José María Velasco”. La Librería Bodet que “es una pequeña joya que dignifica a la colonia y aporta su grano de arena a la oferta cultural”. El restaurante Kolobok, “uno de los pocos de la ciudad que ofrecen comida rusa, es una oferta interesante y distinta para el paladar mexicano” y el Salón París, “donde José Alfredo Jiménez comenzó su carrera como cantante”, son tan sólo algunas de las muchas y fascinantes recomendaciones que nos hizo Ricardo.


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